Jesús Enrique León. Poeta, ensayista, dramaturgo venezolano. Director del Sistema Nacional de Centros de Creación Literaria de Venezuela. Creador de la Escuela de" la Poética de Guarimure" basada en la teoría e la abstracción de la Palabra Poética, propuesta por él mismo. Autor de "El ángel de la Poesía" , Códigos, La cuarta Irreverencia, Cantos para la última noche, Reconciliándome con el diablo, Detrás del Sol y Caminos de Ira (Premiado en el I Certamen Mayor de las Artes y Letras de Venezuela. Su centro de investigaciones opera en la Casa Chío de la Universidad Centro Occidental Lisandro Alvarado, ubicada en el Estado Lara. Maestro de mas de 200 poetas adscritos a la poética de G:uarimure.( Enrique Viloria Vera. Contraportada de La Abeja en el Muro de Jesús Enrique León)
La Abeja
Me canso de los dioses
y sus vanidades
tal vez porque no quiero ser vanidoso también
Me canso de romper
dogmas y espíritus
me canso, me canso tanto
que he decidido vender mis memorias.
Muro
Pintado yo, de gris distante
muro gris
muro yo
oquead para los sonámbulos
la calle sin pasos
no perdona la soleda
la calle levanta sus muros nocturnos
hemisferios imperfectos e papas ajadas
muro gris
muro yo
celos eléctricos
en el gris distante
de mi muro en la lluvia
un lápiz de sangre
un boceto que se desvanece
entre mi sombra
y la luna.
Bala
Van Gogh se dio un disparo
un día de libertad limpia
era aquel un salivazo incendiado
por la risa del aire y los girasoles
el tiempo le había hecho ya
un dintel de espera
la vida sintió aquel día
un escalofrío hinchado de burbujas amarillas.
Pies
Ayer vi
un puñado de soldados efímeros,sucios
sin patria
sin himnos
sin canción
subían a un avión
uno llevaba un pie enfermo
puse mis pies en tierra
y caminé
no soy un soldado
pero camino tejados verdes
a veces de madrugada
también mastico mariposas
y leo a Sartre mientras me como un helado
no sé
así sin sonoridad ni cauce
el río de mi aria triste
no dice nada
aunque quiera cantarle
odas sobre el fango
a los pobres soldados efímeros.
Grito
La casa del alma
abre sus ventanas.
Mendigos
Abro la luz
sin mayor pretensión que la luz misma
veo mendigos vacilantes
parados sobre el griterío del mercado
las plantas tiemblan en las voces
y los mendigos sueñan
su sueño es una metáfora verde
que respira mientras les ama
¿cómo desato tantas hebras enredadas?
Ovillos de lana
un gato con uñas
el mendigo mas joven se me acerca
yo sólo tengo un montón de palabras
un libro y un café negro, nada m{as
sin proponérnoslo, nos olemos en la
distancia del islam y el Jordán
del poder, la gloria, el poder y nadie mas
el muro caído y los ojos azules.
Entonces el mendigo joven y yo
somos el mismo, una unidad indivisible
llena de todas las hambres posibles
y no describo lo que un libro y una
mirada tienen porque hacía tiempo
de tomar café ni leer
el título absurdo sobre los soldados muertos
un alacrán
dos limones
una anciana desparramando un jugo
sobra la inocencia
una carretilla repleta de zanahorias
Benedicto
Bush
el Éufrates
sables
un olor humano, grasa, sudor,justicia
un olor humano, una letra indivisible
una luz que se cierra
y los mendigos sueñan.
León, Jesús Enrique:La abeja en el muro.CELAS. Colección Salamanca.Caracas.2009.
puse mis pies en tierra
y caminé
no soy un soldado
pero camino tejados verdes
a veces de madrugada
también mastico mariposas
y leo a Sartre mientras me como un helado
no sé
así sin sonoridad ni cauce
el río de mi aria triste
no dice nada
aunque quiera cantarle
odas sobre el fango
a los pobres soldados efímeros.
Grito
La casa del alma
abre sus ventanas.
Mendigos
Abro la luz
sin mayor pretensión que la luz misma
veo mendigos vacilantes
parados sobre el griterío del mercado
las plantas tiemblan en las voces
y los mendigos sueñan
su sueño es una metáfora verde
que respira mientras les ama
¿cómo desato tantas hebras enredadas?
Ovillos de lana
un gato con uñas
el mendigo mas joven se me acerca
yo sólo tengo un montón de palabras
un libro y un café negro, nada m{as
sin proponérnoslo, nos olemos en la
distancia del islam y el Jordán
del poder, la gloria, el poder y nadie mas
el muro caído y los ojos azules.
Entonces el mendigo joven y yo
somos el mismo, una unidad indivisible
llena de todas las hambres posibles
y no describo lo que un libro y una
mirada tienen porque hacía tiempo
de tomar café ni leer
el título absurdo sobre los soldados muertos
un alacrán
dos limones
una anciana desparramando un jugo
sobra la inocencia
una carretilla repleta de zanahorias
Benedicto
Bush
el Éufrates
sables
un olor humano, grasa, sudor,justicia
un olor humano, una letra indivisible
una luz que se cierra
y los mendigos sueñan.
León, Jesús Enrique:La abeja en el muro.CELAS. Colección Salamanca.Caracas.2009.
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