Este cuento es de cuando todas las cosas y todos los seres estaban recién inventados. En ese tiempo, el mundo todavía olía a juguete nuevo y el Creador miraba orgulloso su obra.
Las aves me quedaron perfectas con su canto-pensaba el Señor-; para colorear los peces usé mis mejores creyones; el chigüire, el caimán y el oso frontino son animales fabulosos que sólo a un Dios como yo se le pudieron ocurrir.
Y paseó su por el resto de la creación. Allí había ríos fascinantes, cascadas de ensueño, playas de finísimas arenas, selvas de un verde espectacular, nevadas montañas, desiertos de fantasía y personas amistosas. Todo esto en un solo lugar del planeta.
-Me quedo tan bonito este sitio- dijo el Ser Supremo-, que debo ponerle un nombre adecuado.
Y durante varios días con sus noches estuvo pensando y pensando, hasta que finalmente Dios inventó la palabra Maravilla, que es el otro nombre de Venezuela.
Las aves me quedaron perfectas con su canto-pensaba el Señor-; para colorear los peces usé mis mejores creyones; el chigüire, el caimán y el oso frontino son animales fabulosos que sólo a un Dios como yo se le pudieron ocurrir.
Y paseó su por el resto de la creación. Allí había ríos fascinantes, cascadas de ensueño, playas de finísimas arenas, selvas de un verde espectacular, nevadas montañas, desiertos de fantasía y personas amistosas. Todo esto en un solo lugar del planeta.
-Me quedo tan bonito este sitio- dijo el Ser Supremo-, que debo ponerle un nombre adecuado.
Y durante varios días con sus noches estuvo pensando y pensando, hasta que finalmente Dios inventó la palabra Maravilla, que es el otro nombre de Venezuela.
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